domingo, 25 de febrero de 2007


El relato anterior de Fabricio, lo comencé en Italia -en la bonita ciudad de Údine- en Noviembre del año pasado, a partir de una placa metálica que ví en un edificio y que anunciaba los servicios de nuestro amigo el geométra. Escribi una página, más o menos, y luego pensé que nadie mejor que mi amigo Nori para acompañar a Fabricio en la continuación de su história.
Si la escritura es un placer en sí misma, la escritura compartida es una satisfación aún mayor. Aquí queda como muestra de trabajo conjunto y como pequeño homenaje a Údine que debe tener la mayor cantidad de librerias por habitante del mundo.

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