domingo, 1 de abril de 2007

CONTINUACION DEL VIAJE EN BICI POR LA COMARCA VAQUEIRA


04.10.06 CANGAS DEL NARCEA-LUARCA, 88 KMS
Amanece con ganas de llover, así que desayuno temprano porque el día será largo. Preparo las mochilas, recojo un poco el apartamento, entrego las llaves -me regalan un CD con informacion del sitio- y antes de las nueve ya estoy en la carretera. Hace frio.
Los primeros ocho kilómetros ya los conocía de ayer. Son hasta el Puente del Diablo, donde está la desviación para Allande. A partir del puente comienza puerto hasta subir a las brañas por donde andaré hasta llegar, totalmente empapado, a Pola de Allande. Paro en un bar, un poco después del puente, para cambiarme y tomar un café caliente. Hay placeres pequeños que se disfrutan mucho. Éste café es uno de ellos.
La siguiente meta será Navelgas. Hay que subir dos puertos largos y se rueda mucho tiempo por las cumbres. Los prados y el ganado están muy bien cuidados. El horizonte que se abarca desde aquí es muy amplio. Después de un descanso en Bárcena del Monasterio para avituallarse ligero, llego a Navelgas sobre la una y pico de la tarde. Navelgas fue Pueblo ejemplar de Asturias hace tres años y aquí se celebran los campeonatos de búsqueda de oro en el río. Muy límpio pasa por el pueblo junto al parque.
Plato del día en casa Vicentón -tiene dificil entrar en las guías del buen comer- y otro tirón hasta llegar a Luarca. Otro par de puertos por la tarde y, despues del Alto de Aristebano, desciendo hasta la costa. Ver el mar siempre es agradable y más después de un día como hoy. Busco alojamiento y después de una ducha bajo al pueblo a ver cómo esta el marisco y la sidra. Los bares que me recomendaron estás todos cerrados así que me tengo que arreglar con unos que dejan bastante que desear.
Estoy hospedado en una casa de indianos, Villa Argentina, muy confortable y acogedora. En las guías turísticas vine como digna de visitar. Está en la parte alta del pueblo, pasando por el faro, el cementerio -donde está enterrado Severo Ochoa- y el Aula del Mar, que tiene la mayor colección de calamares gigantes del mundo.
Me cuenta Antonio, que está al frente del hotel, que fue construido por Manuel García Fernández con el dinero que gano en Argentina con la industria del azucar. Manuel, de la familia de los Pachorros, emigro en 1870 y casi treinta años más tarde mando levantar esta casa.
Me hago la promesa de volver a Luarca a visitar la ermita de San Roque que está encima del barrio de la Pescadería, la zona más antigua de la villa. Luarca requiere tiempo para andarla y olerla.

05.10.06, LUARCA, LUANCO, 92 KMS


Salgo con sol pedalenado junto a la costa. Uso la abtigua carretera general que me va llevando en contínuas subidas y bajadas hasta Cudillero a donde llego para la hora de la comida. Unas sardinas a la plancha, una botella de sidra y una siesta en un banco del muelle dejan a uno como nuevo. Vuelta a la carretera, Muros del Nalón, Santa María del Mar, Salinas -muy bonito el Museo de las Ánclas-, y en Avilés cambio de ruta en dirección al Cabo Peñas. Llego ya al atardecer un poco pasado de kilómetros y espero a Elena que quedamos de vernos allí. El Cabo de Peñas tiene un paisaje y un aire distinto a todo lo visto.
Llego a Luanco ya de noche, despues de alojarnos vamos a cenar arroz con bogavante -muy bien preparado- y a dormir.
La etapa que tenía prevista para el día siguiente decido anularla porque son carreteras de mucho tráfico y por zonas industriales, Langreo, Mieres... Así que hasta aquí hemos llegado.

RESUMEN: Me encuentro muy contento del viaje y de cómo lo hice. Espero seguir con la parte Oriental de Asturias este verano. Ha merecido la pena. Te deja el cuerpo y la cabeza nuevos. Esos atardeceres sobre la bici, escuchando la radio que llevaba sujeto al manillar, son para recordar mucho tiempo.

domingo, 25 de marzo de 2007

VIAJE EN BICI POR LA COMARCA VAQUEIRA (ASTURIAS)




Este es el relato de un viaje de cuatro días en bicicleta por la Comarca Vaqueira en Asturias. Un viaje pensado durante mucho tiempo, años, y que se hizo posible en Octubre de 2006. Ahora ando preparando recorrer, también en bici la parte oriental de Asturias.
La Comarca Vaqueira esta formada por los Concejos de Salas, Tineo, Allande, Valdés y Cudillero. Recibe su nombre de las brañas vaqueiras donde habitaron los Vaqueiros de Alzada. Este grupo social practicante de la ganadería transhumante y la arriería estuvieron marginados por sus vecinos y por la Iglesia.
Tenían, los Vaqueiros de Alzada, una cultura, unas tradiciones, una gastronomía y unas costumbres propias al margen de la sociedad asturiana. Su orígen étnico, siglo XV, es base de diferentes hipótesis: descendientes de moriscos, infieles a Pelayo o incluso vikingos derrotados por Ramiro I en la Coruña.
De la gastronomía destacan los pescados en la zona costera, la caldereta en Luarca y la merluza del pincho en Cudillero. En el interior los embutidos como el chosco de Tineo y en Salas los pastelitos llamdos carajitos del profesor y las natas vaqueiras.
Fiestas más populares L'amuravela en Cudillero a finales de Junio, el Festival Vaqueiro en Julio, el rosario en Luarca a mediados de Agosto, San Roque en Tineo por las mismas fechas, San Timoteo en Luarca a finales de Agosto, la Regalina en Cadavedo y la fiesta de la Avellana en Pola de Allande ya a principios de Septiembre.
02.10.06 ETAPA 1. POLA DE LENA-SALAS. 85 KMS
El viaje lo empezamos Javi y yo con muchas dudas ya que era el primero que hacíamos en bici juntos. Dudas sobre los imprevistos, averías de bici, baja forma física, etc... pero con mucho entusiasmos. Partimos de mañana desde Pola de Lena -con comité de despedida formado por Elena, Marcelina y Flor- dirección Oviedo por la carretera N 630 dejando atrás Ujo, Mieres y Oviedo. Antes de llegar a Trubia comimos unas empanadillas que nos había preparado Elena. Seguimos dirección a Grado, pasando por Peñaflor que tiene un conjunto de casa y horreos antiguos dignos de admirar.
En Grado nos indícan que se come bien junto a la gasolinera así que hasta allí nos dirigimos. Clásico restaurante de plato del día aunque las patatas con almejas estaban bastante logradas. Después de comer enfilamos los últimos veintitantos kilómetros del día restantes hasta Salas. No contábamos con el Puerto de la Cabruñana nada más salir de Grado que nos deja tocados. Pasamos por Cornellana, capital salmonera de Asturias. Con las pilas bastante descargadas de fuerzas, la lluvia como compañera el último tramo arrivamos a Salas ya al anochecer.
Nos hospedamos en Hotel Castillo de Salas, un edificio monumento nacional del siglo XVI donde nos tratan muy bien. Ducha reparadora, paseo por el pueblo y cena en el restaurante del hotel. Muy acogedor, bien atendido y con buena cocina.
Aunque nosotros no lo visitamos se aconseja hacer parada en Malleza, pueblo conocido como la pequeña Habana por el hermoso conjunto de casa indianas que alberga.

03.10.06 ETAPA 2. SALAS-CANGAS DEL NARCEA. 55 KMS.
Desayunamos pan recien horneado, aceite de oliva y jamón como medicina contra las agujetas del día anterior. Llueve fuerte lo que nos retrasa un poco la salida. Empezar a pedalear y atacar el puerto de la Espina se le hace muy duro a Javi. En previsión de males peores decidimos que se vuelva a Salas donde Elena, nuestro Angel de la Guarda, lo recogera con el coche más tarde. Sigo adelante y el puerto se hace duro y parece que no tiene fin. Al llegar arriba compro zumo y fruta para reponer. La lluvia a parado pero hace mucho viento en el alto.
Al llegar a Tineo, ya en bajada, paro a comer en un pequeño parque con monumento dedicado a la Gente del Campo. Compro algunos repuestos para la bici y sigo en descenso pronunciado y largo hasta llegar al nivel del río. Luego una subida suave hasta Cangas de unos diez kilómetros.
Al llegar pregunto por hospedaje y no me gusta lo que me recomiendan, así que voy en busca de algun hospedaje rural que no esté lejos del pueblo. Al final doy con La Cabaña `l Cachicán. Un sitio muy cuidado, construido con mucho gusto en medio de unas vides. Me ducho y vuelvo a Cangas de visita turística y a cenar. La Calle Mayor,, el Palacio de Omaña -futura Casa de la Cultura-, el Palacio Conde de Toreno -sede del Ayuntamiento y el puente Romano son visitas obligadas para aquel que vaya a Cangas.
El Puente Romano, llamdo asi aunque es de la edad media, comunica Cangas con el Barrio de Entrambasaguas donde se juntan los rios Lumia y Narcea. Es de lo más bonito de la zona.
La calle que baja desde la Plaza del Ayunatmiento hasta el puente se llama SO MERCAO aunque todo el mundo la conoce como arrastraculos... por lo pendiente y resbaladiza que es.


Como es temprano para cenar me acerco a ver el Museo del Vino. Aunque ya es casi la hora de cerrar Antonio, encargado del museo hasta Enero, me lo enseña con mucha amabilidad. Me explica todo el proceso de producción del vino y del orujo. Antonio, emigrante desde hace treinta años en Santo Domingo, está qui temporalmente cuidando a su madre.
Vuelvo a Cangas para cenar en el Restaurnate Blanco que casi con unanimidad me recomiendan
cuando preginto por un buen sitio de comidas.
Situado en la Calle Mayor, tiene toda la apariencia de un bar antiguo sin mayores pretensiones. Pero hace unos platos como el Crujiente de centollo y langostinos con salsa de carabineros, que por su apariencia, textura y sabor demuestran que quien estuviera en la cocina sabe lo que hace. El postre, crema de vainilla con piña caramelizada con granulado de cafe, compensa de todos los cansancios de llegar hasta aquí.
Vuelvo a descansar para mañana hacer Cangas-Luarca no sin antes apuntar que tengo que volver a visitar el Monasterio de Corias, el Santuario del Acebo y Llamas de Mouro y su cerámica negra.

Otro día más.

domingo, 25 de febrero de 2007


El relato anterior de Fabricio, lo comencé en Italia -en la bonita ciudad de Údine- en Noviembre del año pasado, a partir de una placa metálica que ví en un edificio y que anunciaba los servicios de nuestro amigo el geométra. Escribi una página, más o menos, y luego pensé que nadie mejor que mi amigo Nori para acompañar a Fabricio en la continuación de su história.
Si la escritura es un placer en sí misma, la escritura compartida es una satisfación aún mayor. Aquí queda como muestra de trabajo conjunto y como pequeño homenaje a Údine que debe tener la mayor cantidad de librerias por habitante del mundo.

Fabricio el Geómetra.

Anochece. Hace frío en el cuarto desordenado de Fabricio. El día ha transcurrido despacio, con el viejo reloj de pared marcando horas desiguales. Hay un sofá que hace las veces de cama, una mesa que es escritorio y, a ciertas horas, se emplea para comer sobre ella. En la esquina mas alejada de la entrada esta la puerta que da acceso al cuarto de baño y –al lado- unos pocos de muebles con un fregadero para cocinar. No hay lámpara en el techo y la única luz es la que proviene de una pantalla de pie junto a la mesa. Por el día la ventana, con visillos descoloridos, da un poco de vida a la estancia. En una estantería de la pared se apoya un televisor que en sus tiempos fue bueno. Tampoco se usa mucho, las noticias de la noche y algunos partidos de fútbol. No le presta mucha atención porque siempre fue un enamorado de la radio, desde las tardes de domingo cuando era estudiante y no había dinero para salir. El círculo de la vida se cierra para Fabricio: sin dinero al principio y sin dinero al final. Por el medio algún que otro rato bueno, de los de abundancia. De comprar sin mirar lo que costaba.

Fabricio no siempre vivió así. Hubo tiempos mejores no hace muchos años. Aún vivía Lorenza -el tiempo corría a otro ritmo- y la casa donde habían pasado juntos la mayor parte de sus vidas olía a hogar y no tenía este silencio de cementerio.

Hay una atmósfera de soledad, de silencio vacío. Hasta hace unos mese Pipo venía a pasar algunas tardes. Con aquellas largas discusiones sobre ateísmo y agnosticismo. Un día se murió comido por el alcohol y la mala –o buena, según se mire- vida de la juventud de parrandeo.

Hoy todo es pasado y algunas cosas ni recuerda siquiera porque la memoria falla más de lo deseado. Ya se sabe… lo que no se recuerda como si no se hubiera vivido. Los días se apilan como ladrillos en una pared, hoy igual que ayer y mañana no será diferente.

También tuvo una época en que araba la tierra, uno no escoge los trabajos, ellos te escogen a ti. Y se pasaba los días atrás y adelante con el tractor revolviendo los surcos. Mientras las gaviotas le seguían alborotadas en busca de los gusanos y lombrices que quedan al descubierto.

Fabricio que es un nombre que suena a trabajo, a producción se lo pusieron por deseo de su padre, que aunque no pudo estar en el bautizo –inconvenientes de ser emigrante- siempre quiso que ese fuera su nombre. Tan esperado después de que los dos primeros hijos salieran mujeres.

Carlota, como la hermana se su padre y Araceli, como su madre y la madre de su madre.

En el vaivén de su memoria, se suceden los recuerdos. Ahora que no esta Pipo para entretenerlo, dispone de mas tiempo para sus pensamientos. Lúcidamente recuerda a Lorenza, su Loren. Recuerda como se quedo seca, según la comadrona. Para él, estío de la fecundidad. En realidad un aborto mal llevado. Sus ilusiones se fueron río abajo, en forma de óvalo, rodeado de sangre cuajada. Él, si habría llegado a tiempo al bautizo. Se habría llamado Samuel, como ninguno en la familia. Pero Lorenza -su Loren- no acertó con los ungüentos. La humedad se la llevo, como si así lavase su culpa.

Lorenza-su Loren- siempre le llamaba Fabri. Eso le molestaba, aunque nunca se lo dijo. Solo en el lecho de muerte le espeto que tenia miedo a quedarse solo. Que no se fuera. Pero ella, no entendió su soledad. Siempre hizo lo que quiso. Cabezonería de mujer hasta en la muerte. No quiso quedarse.

Huele a lluvia. Afuera, el ligero tintineo de las gotas del desagüe, le ponen inquieto. Vuelve la angustia. Las gotas de agua, acarician el cristal partido por la mitad, de la ventana. Saltan de una parte a la otra deslizándose por la hendidura como si poseyeran vida propia. Los recuerdos, una vez más, asaltan su mente en continuo viajar. Desde el altozano de su casa, podía divisar el mas allá. Tras las montañas. Él, adoraba la montaña. Sentía ganas de traspasar esa frontera natural, como lo hizo su padre.El pueblo se le había quedado pequeño. Lorenza-su Loren- nunca quiso abandonar el lugar.

Cuando trabajaba, de regreso al hogar, lo hacía por las vías del tren. El trayecto se le hacia mas corto. Iba contando las traviesas. Cuando llegaba a las tres mil ya divisaba la casa, el hogar. A veces, en los días más profundos, se paraba entre las vías. Miraba el paralelo sin fin de los raíles y se preguntaba a donde llevarían esos hierros. En temporadas había hecho trabajos de mantenimiento para el ferrocarril. En ocasiones, repetía para sus adentros que la encorvada espalda no era porque el paso de los años hubiese hecho mella en él; se debía sin duda, a las temporadas de apretatornillos en las vías. Aún hoy, algún callo le roza cuando aprieta las manos intentando enderezar esos dedos curvos de la artrosis. Aunque bien mirado da las gracias a esa época de eventual en los ferrocarriles. Gracias a ese trabajo, aprendió a calcular las extensiones de terreno como nadie. Así se hizo Geómetra.

Su capacidad innata para los números, hizo fácil lo que para otros era imposible. Leyendo a Tales de Mileto, otro Geómetra avanzado a su tiempo, descubrió que se podían casar los números y darles un sentido. Vivirlos. Ello le valió para pasar las pruebas y obtener el título en el colegio de su pueblo. Un Funcionario del Estado, hizo sosegar sus nervios e iniciarlo en el camino laboral. Tras duros meses de estudio y trabajo, de trabajo y estudio, se tituló. El día que le entregaron el papel sepia con su nombre, miro a Lorenza-su Loren- volvió la vista a las montañas y supo que esa barrera no la saltaría. Su Loren le había repetido una y mil veces que en la comarca había mucho espacio para medir y hacer números. Por eso se especializó como Agrimensor. Acabo midiendo y topografiando todas las tierras del lugar y sus alrededores.

Por los aledaños, aparecen sus marcas. De colores. En todas ellas, una pequeña placa de aluminio, anunciaba: Fabricio, Geómetra. Era su firma. Todas las placas tenían en común, el nombre y la orientación hacia las montañas. Aquellas que siempre quiso traspasar y no fue capaz. La excusa perfecta era Lorenza-su Loren- . y ahora que no estaba, ¿por qué no viajaba a través de los valles?

Su torpeza para la escritura, impidió poner el epitafio deseable. Para él, era mas bonito en números; 8-8-88 a los 72 años que números tan simples para un calculador aventajado ¡.No había nombre en la losa funeraria. Ni un recuerdo de los familiares que no tenía. De los hijos que no llegaron. Solo una pequeña placa de aluminio, orientada hacia las montañas, que al brillo del sol se podía leer: Fabricio, geómetra, por toda frase lapidaria.

Intento arrascarse el cuello y notó un millón de arrugas que lo devolvieron a la realidad. Al pasar la palma de la mano desde la frente hacia atrás, recordó lo añejo de su calvicie. Hundió, derrotado la cabeza entre sus manos y se dio cuenta que lo que él creía perdido de masa muscular en brazos y piernas, no era otra cosa que la visita de la vejez. Notó de repente que todos aquellos recuerdos de antaño, significaba la pronta visita, hogaño del arcángel de la Muerte. ¡Él, que era agnóstico, pensando en Arcángeles¡.

Se sentó en el sofá que le hacia las veces de cama. Allí, con las piernas en cuclillas, tumbado del costado izquierdo, miró hacia la ventana. Adivinó las montañas. Sus montañas. En su imaginación, escucho el otrora estridente pitido de la locomotora del ferrcarril. Y empezó a medir. Midió el tiempo que hacia que Pipo no venia a visitarle. El tiempo que hacia que Lorena-su Loren- no le abrochaba la camisa. Midió la distancia que lo separaba de la puerta, esperando por si alguien abría y venia a buscarlo. Le falló el cálculo por una vez. El cristal partido en dos se hizo añicos en descolgarse de la ventana. Dando paso a una leve brisa liberadora, que llenó de paz la pequeña estancia.

El viejo reloj de la pared, igualo las horas. Mientras, la radio no paraba de anunciar artículos de temporada y sus canciones. De las ancianas y aún menesterosas manos, se descolgó una pequeña placa de aluminio, donde podía leerse: Fabricio, Geómetra.,

jueves, 22 de febrero de 2007

DECLARACION DE INTENCIONES

POR QUÉ?
Porque me gusta escribir. Lo hago desde hace muchos años y estos avances tecnológicos dan la posibilidad de compartir lo que escribes. Si a nuestros mayores les contaran que se puede hacer un diario y publicarlo en todo el mundo al instante, no se lo creerían. Los que somos de la generación que ha vivido los cambios de la calculadora, el fax, el ordenador personal, el teléfono móvil, Internet... ya estamos un poco curados de espantos.
Así que he decidido aprovechar este camino como una nueva experiencia.
PARA QUÉ?
A veces se pueden hacer cosas sin justificación aparente. Sé que hay gente a la que le va a gustar. Y eso ya es motivo suficiente.
PARA QUIÉN?
Este cuaderno va dedicado a todos aquellos que viven en esta ciudad, a los que han vivido -y sigan queriendo saber cosas de aquí- y a los que nunca han estado, pero les gustaría visitarlo algún día.
QUÉ CONTENDRÁ?
Impresiones personales y un poco de todo. El tiempo irá marcando los guiones y los temas.
QUE BUSCO?
Nada en especial... bueno, me gustaría que la gente participase.
Empieza la aventura. Buen viaje.........